Por Juan Zamudio
La trayectoria
artística de Cristian Astigueta (Perú, 1980) se ha desarrollado entre la escena
y la escritura, con un breve pero significativo paso por la banda punk Pornostar.
Actualmente, es director y actor en Teatrodelvacío, colectivo escénico
con el que ha explorado múltiples lenguajes poéticos y teatrales.
En el ámbito literario,
ha publicado las plaquetas Tenue final de la reina Beat (2006), Nuevos
colores artificiales (2007) y Nena/nena o el blues animal (2008). En
2008 recibió el Premio Regional de Cultura del INC Cusco (hoy Ministerio de
Cultura del Perú) con el poemario Nuevas mezclas, y en 2021 fue
finalista de los premios Copé (Perú) y Loewe (España) con Las pistas ocultas.
El poemario Las
pistas ocultas (Deshuesadero, 2025) se estructura en cinco apartados —«Mala chicha», «El amor
hermafrodita», «Fractales», «Hidden tracks» y «Las otras canciones»— donde la
poesía, entendida como un género híbrido, dialoga con la música, el territorio
y la experimentación formal. A través de estos ejes, el poemario dialoga con
las tradiciones literarias y sociales, cuestionando el cuerpo hegemónico y
explorando las múltiples dimensiones de la sexualidad. De este modo, construye
un cancionero que subvierte las formas convencionales, interpela al sujeto
poético y convierte la escritura en un acto de registro vital.
En esta entrevista, Astigueta reflexiona sobre los recursos formales de su obra, el cruce entre lenguajes artísticos y su relación con la ficción y el teatro.
Sí. La intención parte de estructurar el poema en una forma geométrica, y desde ahí jugar con las posibilidades. Los espacios realizan la labor de los signos de puntuación, intentando que el lector pueda otorgar distintas interpretaciones a las palabras (solas o en conjunto): unirlas, dividirlas, desorganizarlas, etc.
Hay múltiples referencias musicales (rock, música popular). ¿La poesía funciona como palimpsesto de voces con fines estéticos o como reflejo de la sociedad contemporánea?
Considero que, en general, el poemario es un cancionero, y como tal no puede dejar afuera las referencias musicales que a uno lo han acompañado. La música es un elemento permanente que condiciona cada sociedad; en «Mala Chicha» –por ejemplo- la música popular andina y la cumbia han sido fundamentales en la creación de cada poema/historia.
En el libro aparecen ciudades como Cusco, Iquitos, Arequipa. ¿El poema es una exploración de tu memoria o una forma de conectar con la memoria colectiva?
Cada segmento del poemario tiene una fecha y un corpus distinto. Algunos transitan y son generados por el espacio geográfico, con mayor detenimiento, enlazando la memoria de lo vivido, observado o incluso inventado. El poeta (que no soy yo), conecta su memoria al colectivo y viceversa, no le queda otra opción.
¿La poesía comulga con la ficción o son lenguajes distintos que permiten atisbar otras realidades?
Poesía y
ficción van de la mano, se encuentran, conviven, nutren, creando mini
documentos de autoficción, donde las vivencias propias se colectivizan y
arrojan historias que para el lector podrían ser reales o incluso suyas.
En tus poemas aparecen palabras, frases, en quechua y en inglés. ¿Qué relación cultural articula ese uso del lenguaje?
Las palabras y/o frases en quechua e inglés responden solo a ciertas necesidades estéticas de lo que se escribe. La relación está adscrita a las vivencias particulares y el espacio geográfico habitado. No intento resaltar un idioma por encima del otro.
Hay referencias a creadores como Arguedas, Pound, Eielson, Tarantino y, de manera soterrada, a Luis Hernández. ¿Este diálogo con tradiciones literarias, audiovisuales, implica también un gesto parricida hacia ciertos autores?
No, definitivamente no.
Al contrario, es un acercamiento (y agradecimiento) a figuras importantes para
uno; es una posibilidad de tenerlos presentes.
Tu dedicación al teatro —desde la dirección, la creación y la actuación—, ¿te ha permitido recrear o reformular tu percepción sobre tu poesía anterior a este poemario?
En
cierto modo. En el teatro hablamos de poéticas, y estas también van en
constante cambio… Creo que mis trabajos iniciales en la poesía eran más
íntimos, nacían de la pulsión de decir y contar algo. Ahora, y paralelamente al
teatro, son construcciones más pausadas, más estudiadas.
En el poemario hay un cuestionamiento al poeta y a la escritura. Te traslado la pregunta: «¿Qué escribes, poeta? ¿Qué?»
Te contesto con chela de por medio…
Finalmente, ¿cuál es, para ti, el sentido de la poesía?
Documentar. Solo eso. Documentar las experiencias de quien escribe. El lector le dará su propio sentido, y todo empezará de nuevo.(lpf)
veo
a los poetas feos
escribiendo
versos bellos
&
en ellos/ ellos (los poetas feos)
son
adorados por mujeres puras
que
succionan el polen de sus manos
&
se mimetizan en el cántico
precario
de sus genitales ordinarios
veo
a los poetas feos
encajándose
el amor & la droga
con
las manos/ en la boca/ en el ano
viajando
con frenesí & sin técnica
sobre
pistas & cielos desvirgados
ofrendando
su vida en un poema feo
semejante
a ellos (los poetas feos)
chica tarantino
con
cuatro cinco dientes
d
e s p e r d i g a d o s
sobre
el vestido azul &
mil
flores tatuadas contra
los
labios
con
un gran pedazo de asco
caliente/
entre las piernas
un
red apple sin prender
&
el don de matar sin morir
chica
tarantino
comprime
el vicio
vacío
entre las uñas
enviste
las placas de los autos
e
ingresa/ furiosa e intacta
mente
al
infinito tocador
al
paraíso abrasador
(*) Entrevista publicada en el portal http://letras.mysite.com/jzam130825.html