martes, 29 de marzo de 2011

Miguel Ildefonso: “El poeta tiene el reto de crear una creencia”


Miguel Ildefonso por las calles de Arequipa (Mirador de Yanahuara).

Por Marlene Portugal Portugal


“La poesía es el arte de la lucidez que va más allá de lo racional y de su tiempo, la lucidez va unida a la sinceridad, si no queda un artefacto parnasiano...”, improvisa en su comentario el autor del poemario Las ciudades fantasmas (Premio Copé de Oro, 2001), sobre la obra poética: Lima o el largo camino de la desesperación de Carlos Oliva. “POESÍA Y RUIDO” (enero, 2007), así se llamó el evento en el que Miguel Ildefonso hizo acto de presencia el lunes último, en el recinto de la Alianza Francesa de nuestra ciudad, tras el cual nos confesó que no publicará más por un buen tiempo, porque desea cerrar esta etapa productiva, “es tiempo de reposar el lenguaje, he gastado mis temas y mi lenguaje, ya no quiero repetirme”, revela antes de iniciar el rumbo por unas copas bajo el skate park de la Av. La Marina.


¿Cuál es la diferencia entre ser escritor y ser poeta?
–Formalmente, el poeta tiene un manejo más libre con la palabra, el narrador obedece más a una historia o una anécdota. El poeta tiene una relación íntima con el lenguaje, el poeta se convierte en lenguaje. El narrador utiliza éste para contar cosas sobre otros seres, historias en las que también se ve incluido.

¿El poeta es útil para la sociedad?
–Es una pregunta difícil. Las sociedades cambian y el poeta también, a veces la sociedad puede darle un espacio al poeta y a veces no. Yo creo que el poeta sí es útil para la sociedad, siempre van a haber poetas. En Perú tenemos una tradición que los ignora, hay excepciones como Chocano que en su tiempo fue laureado. La cultura en el país no da apoyo por ciertos intereses. Las castas coloniales quieren que el pueblo se mantenga insensible a la injusticia o al dolor colectivo.

Algunos críticos consideran que las nuevas hornadas de poetas tienden más a la retórica que a las ideas. ¿Qué opinas sobre eso?
–Cuando el poeta joven empieza a escribir, más trabaja con emociones e impresiones que con ideas, eso en cuanto a propuestas estéticas. Los medios que hoy se disponen como la Internet sirven, pero también inducen al facilismo y se pierde rigurosidad. Pueden sentirse aplastados por las ideas. Siempre van a haber retos que tomar y sobrepasar, uno de ellos es buscar la coherencia.

¿Cómo ves el panorama literario en provincias en comparación al limeño?
–Desde el noventa yo creo que la cosa está igual, la Internet facilita el rompimiento de las distancias, si bien en Lima hay más poetas y más publicaciones, en provincia la cosa no es como antes. Hay interesantes prospectos. Antes Lima hacía más bulla pero fuera de la capital no podemos quejarnos.

Cuál crees que sea el requisito fundamental para hacer buena poesía
–Primero, la sensibilidad que se conecta inmediatamente con el lenguaje, que a la vez tiene que ver con dos cosas: El conocimiento que implica leer, conocer el mundo y tener criterios. Segundo, la lectura, la dedicación. El conocimiento tiene que medir a la sensibilidad.

Qué puedes decir de tu generación, qué heredará a la poesía peruana
–Desde el sesenta y setenta, en que se habla recién de generaciones por décadas se puede hablar de un esfuerzo. Es difícil encontrar similitudes en cuanto a porte. En el noventa ha habido un quiebre, una despolitización en la poesía, eso puede permitir una libertad en que la gente todavía está experimentando. Los poetas del noventa tal vez van a dar su aporte después.

Después de las muestras de desesperada innovación del dadaísmo y el futurismo, ¿ves actualmente que algún poeta esté rompiendo las formas conocidas de la poesía.
–A esta generación la veo más prematura, tal vez alguien que salga en esta época será el que defina. Hoy, nadie tiene fórmulas, en todo lo que he visto veo experimentalismo, hay seriedad que promete, los poemarios son buenas promesas.

Esta es una época difícil, no hay paradigmas ni vanguardias, la gente hoy en día no cree en nada.
–Vivimos en una época muy escéptica y el poeta se asienta en la creencia. En un mundo cada vez más escéptico el poeta tiene el reto de crear una creencia. La sensibilidad se educa.

El bote en la marea

-La más grande estupidez: ¿Mía? No sé. Contextualmente, las elecciones presidenciales.
-Una obsesión: El sexo
-Una frustración: El sexo
-Una locura: La poesía
-Un temor: La muerte
-Una pasión: El amor
-Lo que más aprecias de estar vivo: La solidaridad
-Lo que más detestas: El poder
- Carlos Oliva: Poeta peruano

Tomado de aquí.

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