“Una espontaneidad que busca no mancillar el trabajo poético”
Por Alberto Jesús Salas Oblitas
Lo primero que me resultó agradable cuando al fin nos sentamos y nuestra plática comenzó, fue que José Gabriel Valdivia Álvarez no sólo es catedrático y poeta sino que es ante todo un gran interlocutor. La que habría de ser una breve entrevista creció en apreciaciones de todas las índoles dentro de una profunda preocupación humanista. Las guerras por el petróleo, los conflictos israelí-palestinos, la política incierta de algunos socialismos latinoamericanos y la historia que parece inaprehensible pero que es tan urgente comprender. Hablar de lo humano como algo de lo que todos somos cómplices fue parte de la honda ganancia que adquirí realizando la siguiente entrevista a propósito de su último libro de poemas titulado Postales.
JGV también ha publicado los poemarios: Grafía en 1984 (Premio Festival de la Juventud. Moscú 1985), Versolínea en 1985, Al filo de la gravedad (Premio Juventud de la Municipalidad del Distrito de Cerro Colorado 1987), Flor de cactus y otras espinas (Premio Nacional de poesía César Vallejo 1987) que sería traducido al francés como Fleur de cactus et autres épines; y su antológica Funesta Trova en el año 2003.
Introduzcámonos en la historia de cómo llegó a concebir su poemario Postales?
Fue durante los años noventa, cuando empecé a preocuparme por la consición, la brevedad. Presenté algunos poemas de esta tendencia al Concurso de la Municipalidad de Paucarpata, obtuvieron alguna mención y quedaron allí por el momento. Pero entre los años 2000 y 2002 comienzo a enfrentar el problema de la escritura breve. A los poemas que produje los llamé Postales Peruvianas, pero luego sólo Postales. Quería hacer de la postal una forma literaria, recuperar el espíritu de lo breve. Pero también hay cierta íntima complicidad.
Los poemas parecen evocar constantemente algo que el lector “ya sabe”.
Bueno, yo tenía también una intención en el plano comunicativo. Hay un emisor que envía una postal a un receptor. Una de las urgencias es ser breve, y la postal permite la espontaneidad y la emotividad que corresponde al momento. La tecnología también va hacia la brevedad.
Como en los e-mails o los mensajes de texto.
Sí, el famoso mensaje de texto que te parametra y encuadra. La época está tendiendo a la brevedad, parece que lo comunicativo pesa más que lo emotivo.
Pero yo creo que también en un SMS, con los escasos caracteres que te permite, es posible ser espontáneo y transmitir una cuestión emotiva y no sólo informativa. Esto he trabajado ex profeso en Postales, una espontaneidad que busca no mancillar el trabajo poético, pues éste deberá finalmente brillar por encima de todo. Así, en primer lugar estaría el trabajo de la palabra, del lenguaje, fundamentalmente de la figura y para esto asumo el prosaísmo. El ritmo en Postales es prosaico, no versal.
Veamos el aspecto temático del libro. En el primer apartado “Rondas Infantiles”, ¿cómo participan la herencia, la fecundidad y la muerte?
Respecto a la herencia, definitivamente todo poeta trata de instalarse dentro de una tradición, pelea con esa tradición y también trata de diferenciarse de la misma. Si hablo de mi herencia poética estaría enmarcada en Westphalen y en el surrealismo, tanto en Molinari como en Kavafis.
Respecto este último, cuando lo descubrí tuve una emoción tan intensa que me llevó a leer y releer su poesía muchas veces.
La fecundidad, bueno. Al pelear con la tradición, uno no sabe hasta dónde se está siendo nuevo, se está renovando o utilizando la herencia. En los poemas a la madre, sin duda, el gran ideal es sobrepasar a Oquendo de Amat o a Vallejo.
Respecto a esto, en “Mater Familiae” usted escribe en un tono bastante vallejiano.
Sin duda, hay una sombra del gran poema de Vallejo en Trilce, “Muerte Inmortal”, o de todas las reminiscencias que hace de la madre, “He vuelto a Santiago…”. La presencia de la madre en Vallejo es fundamental respecto a la ternura, en expresiones como “Está tan alas, Está tan amor”. Y también la madre que se relaciona con el alimento, toda esa atmósfera es vallejiana. Pero desde allí el enfrentamiento se da en el lenguaje. La atmósfera es vallejiana pero he tratado de utilizar un lenguaje que lleve mi marca personal.
“Homínicas”, el segundo apartado, trata los temas de la violencia y la muerte, en un profundo sentir andino con elementos como la tierra y la dulzura que sorprendentemente se une a toda la desgracia del terror. Usted, ha ingresado en los años de violencia que pesan tanto sobre nuestras sociedades. ¿Qué nos podría decir al respecto?
“Homínicas” es un neologismo que significa más o menos “de los seres humanos”. Sin duda, nace de la violencia de los ochenta, mi relación con Amnisty International y el haber llegado a conocer todo ése dolor que nos parece imposible. “Homínicas” me lleva a lo andino en su paisaje o en el pasado remoto, cuando incluso me acuerdo del Huillca Uma que quiere exorcisar la tragedia. Después de mucho tiempo en ignorancia, gracias a la Comisión de la Verdad, comenzamos a comprender lo que realmente aconteció. La imagen más dolorosa que presencié fue la de una mujer que sólo pedía algún resto del cadáver de su hija para poder enterrarlo. La violencia sólo la conocíamos por los periódicos.
Y el apartado “Ecológicas”…
Lo que he tratado aquí es de acercar al hombre y la naturaleza. Por ejemplo, la rosa es una flor y no sólo un símbolo, pero nuestra civilización sólo aprecia el símbolo. También trato de ironizar: Las muchachas que abandonan sus cabellos adornados con flores naturales para usar hebillas, o el río que comparo con el hombre y viceversa. Pero también, en “Ecológicas” hay un poema curioso que introduce un juego entre destinador y destinatario.
El poema comienza anunciando “Por Martín Adán”, esto establece una ambigüedad, ¿cómo funciona dicho juego en el poema?
Es un homenaje que busca encarnar la escritura de Martín Adán. “Por” o mejor “a la manera de”, como si Martín Adán guiara mi mano. Pero lo que yo recupero allí es la emoción de su muerte. Es un homenaje.
Al respecto, recuerdo que en “Tarjeta Postal” de Jacques Derrida, había una imágen muy graciosa donde Sócrates, sentado en un escritorio medieval, escribía lo que Platón le dictaba detrás de él. En su caso, el que está en el escritorio es Martín Adán y quien le dicta detrás, es usted. ¿Quién le dicta a quién: el discípulo o el maestro?
En el caso de Derrida se trata de un juego irónico frente al sentido de la escritura. Sin duda el autor de los “Diálogos” es Platón ¡Pero quién le está dictando a quién! (Risas)
Y algo más, el colofón entre paréntesis…
Bueno esto lo aprendí de Sologuren, de “Un pájaro, un trino, una ventana vacía”, uno de sus más bellos libros. Cuando tú terminas de leer el poema “caes” en el colofón, puedes volver a leer y corroborar o no lo que estás leyendo porque el título sería una antesala, aquí no hay antesala, puedes correr al final… Es un juego simplemente formal.
Ahora, pasemos a “Coplas”, éstas no son las coplas “clásicas” ¿Cuál ha sido la intención de titular “Coplas” a estos poemas?
Sin duda el espíritu de la copla es la brevedad y la improvisación, lo que intenté fue captar lo instantáneo. La post modernidad me permite realizar estas “ondas retro”: ir hacia el pasado, traer formas antiguas e interpretarlas según me parezca. Sin embargo, la copla es una cuarteta improvisada y ése espíritu espontáneo es el que trato de llevar a los temas más diversos con un tono reflexivo, a pesar de ser instantáneo.
A propósito de esto, creo que todo el poemario te invita a seguir “pensando el poema” De allí quizá también se podría pensar respecto a los versos finales del poemario: “En caso de incendio, estas postales tírelas al fuego/o úselas para pedir auxilio” que la invitación a incinerarlo es como dejar las palabras en una lectura íntima, cerrada y “utilizarlos para pedir auxilio” sería como invitar a continuar escribiendo el poema…
Sí, en todo caso, toda postal espera una respuesta o que una vez escrita y enviada, pueda llevar a una contestación.
(*) Publicado en el semanario arequipeño Vista Previa, 16 de febrero de 2009.
Por Alberto Jesús Salas Oblitas
Lo primero que me resultó agradable cuando al fin nos sentamos y nuestra plática comenzó, fue que José Gabriel Valdivia Álvarez no sólo es catedrático y poeta sino que es ante todo un gran interlocutor. La que habría de ser una breve entrevista creció en apreciaciones de todas las índoles dentro de una profunda preocupación humanista. Las guerras por el petróleo, los conflictos israelí-palestinos, la política incierta de algunos socialismos latinoamericanos y la historia que parece inaprehensible pero que es tan urgente comprender. Hablar de lo humano como algo de lo que todos somos cómplices fue parte de la honda ganancia que adquirí realizando la siguiente entrevista a propósito de su último libro de poemas titulado Postales.
JGV también ha publicado los poemarios: Grafía en 1984 (Premio Festival de la Juventud. Moscú 1985), Versolínea en 1985, Al filo de la gravedad (Premio Juventud de la Municipalidad del Distrito de Cerro Colorado 1987), Flor de cactus y otras espinas (Premio Nacional de poesía César Vallejo 1987) que sería traducido al francés como Fleur de cactus et autres épines; y su antológica Funesta Trova en el año 2003.
Introduzcámonos en la historia de cómo llegó a concebir su poemario Postales?
Fue durante los años noventa, cuando empecé a preocuparme por la consición, la brevedad. Presenté algunos poemas de esta tendencia al Concurso de la Municipalidad de Paucarpata, obtuvieron alguna mención y quedaron allí por el momento. Pero entre los años 2000 y 2002 comienzo a enfrentar el problema de la escritura breve. A los poemas que produje los llamé Postales Peruvianas, pero luego sólo Postales. Quería hacer de la postal una forma literaria, recuperar el espíritu de lo breve. Pero también hay cierta íntima complicidad.
Los poemas parecen evocar constantemente algo que el lector “ya sabe”.
Bueno, yo tenía también una intención en el plano comunicativo. Hay un emisor que envía una postal a un receptor. Una de las urgencias es ser breve, y la postal permite la espontaneidad y la emotividad que corresponde al momento. La tecnología también va hacia la brevedad.
Como en los e-mails o los mensajes de texto.
Sí, el famoso mensaje de texto que te parametra y encuadra. La época está tendiendo a la brevedad, parece que lo comunicativo pesa más que lo emotivo.
Pero yo creo que también en un SMS, con los escasos caracteres que te permite, es posible ser espontáneo y transmitir una cuestión emotiva y no sólo informativa. Esto he trabajado ex profeso en Postales, una espontaneidad que busca no mancillar el trabajo poético, pues éste deberá finalmente brillar por encima de todo. Así, en primer lugar estaría el trabajo de la palabra, del lenguaje, fundamentalmente de la figura y para esto asumo el prosaísmo. El ritmo en Postales es prosaico, no versal.
Veamos el aspecto temático del libro. En el primer apartado “Rondas Infantiles”, ¿cómo participan la herencia, la fecundidad y la muerte?
Respecto a la herencia, definitivamente todo poeta trata de instalarse dentro de una tradición, pelea con esa tradición y también trata de diferenciarse de la misma. Si hablo de mi herencia poética estaría enmarcada en Westphalen y en el surrealismo, tanto en Molinari como en Kavafis.
Respecto este último, cuando lo descubrí tuve una emoción tan intensa que me llevó a leer y releer su poesía muchas veces.
La fecundidad, bueno. Al pelear con la tradición, uno no sabe hasta dónde se está siendo nuevo, se está renovando o utilizando la herencia. En los poemas a la madre, sin duda, el gran ideal es sobrepasar a Oquendo de Amat o a Vallejo.
Respecto a esto, en “Mater Familiae” usted escribe en un tono bastante vallejiano.
Sin duda, hay una sombra del gran poema de Vallejo en Trilce, “Muerte Inmortal”, o de todas las reminiscencias que hace de la madre, “He vuelto a Santiago…”. La presencia de la madre en Vallejo es fundamental respecto a la ternura, en expresiones como “Está tan alas, Está tan amor”. Y también la madre que se relaciona con el alimento, toda esa atmósfera es vallejiana. Pero desde allí el enfrentamiento se da en el lenguaje. La atmósfera es vallejiana pero he tratado de utilizar un lenguaje que lleve mi marca personal.
“Homínicas”, el segundo apartado, trata los temas de la violencia y la muerte, en un profundo sentir andino con elementos como la tierra y la dulzura que sorprendentemente se une a toda la desgracia del terror. Usted, ha ingresado en los años de violencia que pesan tanto sobre nuestras sociedades. ¿Qué nos podría decir al respecto?
“Homínicas” es un neologismo que significa más o menos “de los seres humanos”. Sin duda, nace de la violencia de los ochenta, mi relación con Amnisty International y el haber llegado a conocer todo ése dolor que nos parece imposible. “Homínicas” me lleva a lo andino en su paisaje o en el pasado remoto, cuando incluso me acuerdo del Huillca Uma que quiere exorcisar la tragedia. Después de mucho tiempo en ignorancia, gracias a la Comisión de la Verdad, comenzamos a comprender lo que realmente aconteció. La imagen más dolorosa que presencié fue la de una mujer que sólo pedía algún resto del cadáver de su hija para poder enterrarlo. La violencia sólo la conocíamos por los periódicos.
Y el apartado “Ecológicas”…
Lo que he tratado aquí es de acercar al hombre y la naturaleza. Por ejemplo, la rosa es una flor y no sólo un símbolo, pero nuestra civilización sólo aprecia el símbolo. También trato de ironizar: Las muchachas que abandonan sus cabellos adornados con flores naturales para usar hebillas, o el río que comparo con el hombre y viceversa. Pero también, en “Ecológicas” hay un poema curioso que introduce un juego entre destinador y destinatario.
El poema comienza anunciando “Por Martín Adán”, esto establece una ambigüedad, ¿cómo funciona dicho juego en el poema?
Es un homenaje que busca encarnar la escritura de Martín Adán. “Por” o mejor “a la manera de”, como si Martín Adán guiara mi mano. Pero lo que yo recupero allí es la emoción de su muerte. Es un homenaje.
Al respecto, recuerdo que en “Tarjeta Postal” de Jacques Derrida, había una imágen muy graciosa donde Sócrates, sentado en un escritorio medieval, escribía lo que Platón le dictaba detrás de él. En su caso, el que está en el escritorio es Martín Adán y quien le dicta detrás, es usted. ¿Quién le dicta a quién: el discípulo o el maestro?
En el caso de Derrida se trata de un juego irónico frente al sentido de la escritura. Sin duda el autor de los “Diálogos” es Platón ¡Pero quién le está dictando a quién! (Risas)
Y algo más, el colofón entre paréntesis…
Bueno esto lo aprendí de Sologuren, de “Un pájaro, un trino, una ventana vacía”, uno de sus más bellos libros. Cuando tú terminas de leer el poema “caes” en el colofón, puedes volver a leer y corroborar o no lo que estás leyendo porque el título sería una antesala, aquí no hay antesala, puedes correr al final… Es un juego simplemente formal.
Ahora, pasemos a “Coplas”, éstas no son las coplas “clásicas” ¿Cuál ha sido la intención de titular “Coplas” a estos poemas?
Sin duda el espíritu de la copla es la brevedad y la improvisación, lo que intenté fue captar lo instantáneo. La post modernidad me permite realizar estas “ondas retro”: ir hacia el pasado, traer formas antiguas e interpretarlas según me parezca. Sin embargo, la copla es una cuarteta improvisada y ése espíritu espontáneo es el que trato de llevar a los temas más diversos con un tono reflexivo, a pesar de ser instantáneo.
A propósito de esto, creo que todo el poemario te invita a seguir “pensando el poema” De allí quizá también se podría pensar respecto a los versos finales del poemario: “En caso de incendio, estas postales tírelas al fuego/o úselas para pedir auxilio” que la invitación a incinerarlo es como dejar las palabras en una lectura íntima, cerrada y “utilizarlos para pedir auxilio” sería como invitar a continuar escribiendo el poema…
Sí, en todo caso, toda postal espera una respuesta o que una vez escrita y enviada, pueda llevar a una contestación.
(*) Publicado en el semanario arequipeño Vista Previa, 16 de febrero de 2009.
1 comentario:
Bueno, bueno... Quisiera saber más sobre Jose Gabriel Valdivia A. muy interesante... Quisiera que por favor, ponga unos poemas suyos para poder leerlos.
Gracias.
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